La nube que cegaba mis ojos no se quiso ir durante mucho tiempo, ella al parecer sabÃa lo que estaba haciendo, pues a veces se hacÃa más espesa para que no pudiera ver la realidad de lo que estaba sucediendo, mientras yo era engañado por sus encantos.
Yo me dejaba guiar por mis instintos pero al parecer no era suficiente, pues cada error lo hacÃa evidente, ¿acaso la nube indicaba patrones de distancia, daño, calor, sentido u olor?. Por años la nube segó mis ojos, sé que personas lucharon por quitarla, pero es que en realidad la querÃa conmigo, ¿escudo o falsedad?, un sentido perspicaz de no saber cómo actuar.
La nube me traicionaba y yo que en ella tanto confiaba
CreÃa que iba por buen camino, pero ¿cuál camino? si solo veÃa un entorno alusivo de lo que creÃa que era realidad, casi siempre estaba tan espesa que los destellos de las rocas alumbraban cuando estaba a punto de caer, era lo único que alcanzaba a ver, no me daba tiempo de reaccionar, ni mis errores enmendar, pues ya me encontraba en el piso con la arena hasta las rodillas.
Comencé a preguntarme, ¿por qué querÃa la nube a mi lado?, si muchas veces me habÃa ahogado, ¿acaso yo solo me habÃa cegado?, para no salir lastimado, eran cosas del pasado que podrÃa haber arreglado, si no tuviera la nube a mi lado.
Me di cuenta que mis ojos estaban cansados por no encontrar la luz, empañados, difusos, perdidos en la obscuridad, aclamando en silencio la claridad, querÃa entender lo que estaba sucediendo pero debÃa realizar una buena jugada. Pues la nube siempre estarÃa empeñada que jugarÃa conmigo donde nada pasaba.
La Propuesta
Analice bien las cosas por momentos, agarre fuerzas y fue cuando entonces le propuse a la nube que se cambiara de lugar, de mis ojos a mis pies, pues creo que la engañé, le dije que estarÃa más cómoda abajo en la tierra, que yo seguirÃa jugando con ella, que nunca la abandonarÃa y que conmigo siempre estarÃa .
Sentà como que no estaba convencida, pero la nube acepto fascinada, a lo mejor estaba embelesada por las nuevas experiencias que nos esperaban.
Nuevas Experiencias
Cuando la nube se retiro a mis pies, vi el mundo al revés, no entendÃa de formas ni interés, me di cuenta de lo errado que estaba, el daño que me ocasionaba y de lo bello que me habÃa perdido, donde no podÃa haber concebido el don del alivio.
Los cambios de perspectiva pueden impresionarnos cuando abrimos los ojos.
Fue entonces cuando use la nube para que me elevara por los cielos en una dirección más exteriorizada, la nube se regocijaba, mi dirección se orientaba, subÃa y bajaba como si nada pasara, ahora me encontraba preparado pues mis ojos estaban avispados.
La relación conmigo mismo habÃa cambiado, pues mi dirección habÃa tomado. Todo habÃa cambiado, estaba aceptando y el miedo superando. Gritamos muy fuerte allá vamos, la aventura habÃa comenzado.
¿Cual es tu nube?
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